Si hay un centro histórico que se ha abierto y permite el encuentro entre la ciudadanía, ese ha sido el Casco Histórico de Zaragoza. Desde hace unos años, su patrimonio y las iniciativas culturales, unidas a una nutrida oferta de restauración, lo han convertido en una zona de ocio para autóctonos y turistas.
Hay quienes sitúan el origen de esta apertura en la celebración de la ExpoZaragoza 2008, pero unos años antes, iniciativas como el Festival Asalto, ya empezaron a atraer a nuevos visitantes. En el año 2005 se puso en marcha este evento internacional de arte urbano y fue precisamente en estas calles donde surgieron las primeras obras y se concentró la actividad artística del festival en sus primeras ediciones. Os proponemos una ruta por los grandes murales de los años pioneros, algunas de las obras de este gran museo de arte público crece año tras año.
El equipo de Boa Mistura realizó la primera obra del primer Asalto. La vinculación de estos artistas con el festival es muy fuerte y han participado en cuatro ediciones. Con su obra Technología Omnipresente Est comenzamos esta ruta. En un lateral de la Plaza del Pilar (Calle Santiago) realizaron una réplica de la iconografía religiosa más arraigada de la ciudad pasada por la medida de la imagen actual. Religión y tecnología, omnipresentes hoy.
Cruzando la plaza del Pilar, junto a las murallas romanas, la pintura de 110 Presion cubría totalmente una antigua churrería. El colectivo francés, de los primeros que aunó múltiples disciplinas creativas para el arte urbano, sorprendió a la ciudad en una creación gamberra inspirada en la gráfica publicitaria y los mensajes directos. De esta obra queda una pequeña parte.
Nos situamos en la entrada del barrio de San Pablo, una zona en la que conviven la tradición de la ciudad con la de toda su población extranjera. Las actividades culturales del entorno de Las Armas y las tiendas y bares atraen cientos de visitantes, especialmente los fines de semana.
Como testigos, los personajes de Gr170 (Octavo Asalto) en la calle Predicadores y el americano Above (Séptimo Asalto) en Casta Álvarez. El entorno de la calle Las Armas ha concentrado buena parte de la actividad del Festival, también por la vinculación del equipo Asalto con el barrio. En el solar que es hoy sede del Circo Social de la ciudad, Popay y El Niño de las Pinturas crearon una ventana a la naturaleza. Una obra de 100 Presion completa la intervención en este espacio con uno de sus juegos “Quien juega con fuego se quema”.
En el patio interior de esta calle, uno de los artistas urbanos más importantes en España, Okuda, dejó su sello de geometría y color y comparte espacio con Agostino Lacurci y Xabier XTRM. Sus tres murales de gran formato son un ejemplo de estilos diversos y muy personales. En la plaza Mariano de Cavia, en esta misma calle, el artista 1010 abrió camino a una nueva dimensión, justo en frente de la recién desaparecida obra de Rosh 333. También en la calle Las Armas encontramos a uno de los animales/humanos de Sabek.
Unos metros más allá, en la calle Pedro Echeandía, elevamos la vista para ver dos obras llenas de significado en la ciudad. El argelino Zepha, especialista en caligrafía árabe, contagiado por su cultura y la propia tradición árabe de la ciudad, creó una obra matemática y preciosa que mira a la “Madonna del viento”, el homenaje al cierzo de Isaac Mahow.
Cruzamos las vías del tranvía para terminar nuestro recorrido con dos obras del proyecto internacional “Recover the steets”, impulsado por Asalto y que se celebró en diferentes ciudades europeas. Las parejas formadas por Harsa & Stop y OKO & Magnetic unieron sus personajes y referencias culturales en dos solares de la calle Contamina.
En este recorrido el arte arte urbano convive con el mudéjar y los palacios renacentistas, dos expresiones artísticas que también representan a la ciudad. Y entre todo esto, una mirada atenta encontrará pequeñas instalaciones que juegan con las fachadas y que también forman parte del legado de Asalto.
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Valdefierro, arte urbano en un barrio hecho a sí mismo
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