15/15 Artisa busca Vecin@
15/15, vecina busca artista es un proyecto muy especial que forma parte del Festival Asalto 2020 en el que se propuso hacer uso de las herramientas digitales para conectar a quince vecinas del barrio de San José con quince artistas de cualquier otro lugar.
Fruto de ese encuentro cada artista participante generó una obra de formato y técnica libre que volvió al barrio para ser expuesta de la forma que mejor lo sabemos hacer: en el espacio público. Creando así un juego que nos invite a imaginar y disfrutar de las historias, sentimientos o aportaciones de los vecinos y vecinas participantes.
1. Laura Alloza
y Jesús, 59 años.
La obra titulada “El salto” se basa en la evolución de un barrio, y en los anhelos de un vecino que creció en sus calles y sueña con que el barrio San José siga creciendo.
La obra representa el progreso, los recuerdos, y sobre todo el salto del barrio rural al barrio actual. En el barrio se encontraba la granja de Zaragoza, sus tapias daban cobijo a los mayores del sol y aprovechaban para contar batallitas. En ese mismo lugar pasados los años se creo un campo de fútbol, pista de atletismo, pabellón cubierto, piscina y con un gran parque junto a un pabellón de baloncesto.
Se podían ver ovejas pastando y una acequia que recorría parte del barrio, plazas con fuentes y niños jugando a diferentes juegos como las chapas, churro va, correcaminos…
El colorido de la obra simboliza todo el optimismo que transmitió el vecino del barrio San José hablando de el, a pesar de que hace años incluso había caminos con polvo negro debido a la estación Utrillas. En la composición se recogen distintos elementos en la parte central, uno de ellos, el tranvia, que circulaba por las avenidas y facilitaba la comunicación con el centro y los barrios.
El barrio ha mejorado notoriamente con sus edificios, avenidas, colegios y sus servicios. Todo ha cambiado mucho, pero hay vecinos que nunca olvidarán cuando jugaban con sus amigos en los descampados y pasaban horas y horas junto a las fachadas de las fábricas para desarrollar distintos juegos.
2. Rata con Corbata
y Beatriz, 47 años.
Mi vecina Bea me habló de que llevaba 3 años viviendo en el barrio de San José, que anteriormente vivía en un barrio periférico comercial, donde no había vida alguna más que para ir a dormir y consumir.
Empezamos hablando de la inercia de San José, una inercia basada en historia y la población en su mayor parte anciana, al mismo tiempo me explicaba lo vivido que estaba el barrio, del tejido social que se estaba generando y cómo se sentía ella; muy acogida.
Me habló de la historia y origen del barrio, de la gente que vive allí y de la proximidad entre vecinos, pequeños comercios, acción cultural a través de la harinera y otras entidades que ayudan a dar luz al barrio y regenerar. Esos factores le hacían sentirse bien.
También me comentó que había poco verde en ese sector, pero que estaba muy transitado y vivido.
Para terminar le pedí un par de fotos de espacios que le parecieran interesantes del barrio.
Para hacer mi pieza me centré en dos aspectos principales: en la inercia de los espacios vividos, espacios que en cierto modo invitan a seguir siendo vividos, y en segundo lugar en lo que me comento en que era un barrio en que predominaba la gente mayor, pero que poco a poco otras generaciones más jóvenes iban tomando el relevo.
Me centré en relatar simbólicamente esos aspectos mediante las diferentes texturas, el equilibrio en un mismo espacio entre lo nuevo y lo viejo. También añadí simbolizado con el verde/turquesa, los pocos espacios verdes. Los bolardos y sus sombras salen de la fotografía que me mandó, donde aparecía una de ellas en el suelo. Hay perfiles escondidos que se entremezclan en esos espacios, simbolizando la identidad y el contacto entre los que habitan en ese barrio.
3. Guido Palmadessa
y Manoli, 69 años.
A lo largo de la conversación surgieron varias imágenes. Primero las manos, las que trabajan, las que crean, las que aplauden, las de mi abuela y de todas las abuelas.
Los festejos del 12 de octubre se hicieron presentes en nuestra charla, los trajes hechos a mano, las flores, las tradiciones, los oficios, la familia y la comunidad. De ahí comienza el intercambio: España, Argentina, unidas por un tejido en común. La obra presenta un entramado de imágenes mixtas, inspiradas en las fotos que envío la vecina, fotos propias, y otros elementos que sirvieron de anclaje para pensar cómo se relacionaba este intercambio. La relación del relato de la vecina con mi propia historia es lo que pretende reflejar la pintura. Un tejido superpuesto atraviesa y une a los personajes y elementos de la pintura, todo elemento simbólico nos habla de una tradición. Esta trama está basada en uno de los tantos tejidos de encaje que hizo mi bisabuela en Argentina, mismo oficio que practicaba la vecina del barrio San José.
En la paleta de color se refleja la nostalgia (quizas mí nostalgia) de otros tiempos, mi abuela, las cosas hechas a mano, las fotos viejas, las historias contadas, todo aquello que la memoria tiñe de distintos colores y que vuelve siempre que pensamos en imagenes.
4. Dani Hache
y Noemí, 40 años.
Esta obra, como todas las demás de 15/15, tiene como origen la charla con el vecino, que en mi caso fue vecina por partida doble. La charla fue con Noemí y Carmen miembros del Danze de San José, Mayorala y ex Rabadana de la agrupación respectivamente. Es un danze mixto donde también danzan mujeres, tradicionalmente era una disciplina reservada a los hombres.
Nos comentaron los aspectos fundamentales del danze, de dónde surge, cuáles son los papeles del Mayoral y del rabadán, también la función del diablo, el porqué de los bailes que se llaman mudanzas, la música que usan, qué instrumentos utilizan, la indumentaria, la simbología de las cosas, los palos, cómo se hacen desde el corte del arbusto hasta cómo se secan y finalizan, etc., una masterclass para neófitos.
Lo que me llamó la atención profundamente es el amor y la pasión que sienten por sus tradiciones, por el Danze, a pesar de las trabas que la tradición y las costumbres les imponen, han sido capaces de saltar barreras con amor por lo que hacen. Cuando las escuché hablar sobre ello, simplemente pude ver pasión y orgullo. Orgullosas a pesar de ser un grupo relativamente joven dentro de la tradición, orgullosas de que sus hijos también participen y de heredar el Danze de sus mayores.
Algo a destacar es que crean su propia música y sus mudanzas haciendo con todo esto que la tradición no sea algo estático, que esté víva y se adapte a los tiempos que corren sin perder sus orígenes.
Esto es lo que intenté plasmar en mi trabajo, el orgullo y el amor que tienen por lo que hacen. Utilizando a dos bailarinas en una pose común en sus mudanzas que parece casi una pose de lucha, que refleja el esfuerzo por adaptar la tradición a la actualidad y mantenerla viva, con la mirada fija hacia el futuro donde seguro seguirán disfrutando de lo que hacen y de su Danze.
5. Urbru
y Mª Luz, 80 años.
Nací en 1940, fui de las Delicias pero de joven vine mucho por el barrio de San José, pues soy maña y me gusta mucho ver todo y recuerdo que en aquellos tiempos pasaba una acequia, la cual no existe y a cambio hay un parque muy bonito.
Me casé y hace 35 años que vivo aquí. Antes era todo huertas y casas pequeñas con corrales y animales y vaquerías y la gente compraba la leche que eso si era leche.
Recuerdo que a la molinera llevaban el trigo para luego hacer el pan, que también hay diferencia al de ahora.
Qué tiempo aquellos cuando San José tenía huertas y vaquerías y la gente compraba la leche directa de la vaca.
La gente nos queríamos. Ahora de otra forma; somos cada uno en su casa.
De aquellas existe la molinera que yo he ido a reuniones.
Ahora ya no se muele y tenemos paseos y avenidas y parques como el de la Rosaleda, el Parque de la Memoria en el que hay un colegio de personas mayores.
El parque La Granja y hay piscinas.
En fin, que tenemos de todo. Que por tener tenemos hasta el virus y así estamos de amargadas con las caretas.
Mª Luz.
Mª Luz, me transmitió mucha vitalidad, hace sumas y restas por las noches para ejercitar la mente y largos en la piscina para mantener el cuerpo. Me pareció un claro ejemplo de sabiduría popular en las raíces del barrio de San José. Es poeta a escondidas y recuerda con mucho cariño una vez que subió a un escenario a cantar jotas a la Pilarica.
Con esta pintura, quería involucrarla de manera activa en el proceso creativo, así que la invité a escribir unas palabras relatando su visión e historia del barrio, que más tarde retraté.
Muchísimas gracias Mª Luz.
6. Rocío Ledesma
e Isabel, 58 años.
Isabel nació en los años 60 aquí en San José. Como muchxs vecinxs del barrio, sus padres fueron inmigrantes que llegaron a un barrio de clase trabajadora dónde no había mucho más que familias buscando prosperar, solares abandonados, huertos y descampados. Campos de maíz en lo que es ahora una avenida, un lavadero dónde la harinera, ovejas en el camino a la escuela…y en medio de todo eso, una vez al año, la Feria del Pilar. Porque de aquella, Isabel recuerda como las fiestas se celebraban aquí, y todo se convertía en luces, atracciones, música y colores. Algodón de azúcar, manzanas caramelizadas y pepinillos rellenos de ezcabeche. Los caballitos, la noria, y las tazas. Y hasta una atracción donde una vez se quedó colgada boca abajo. Que miedo pasó ese día, y como lo recuerda. Que divertido era. Cuando la feria venía al barrio.
7. Diego Hernández
y Ana, 31 años.
Arquitecturas utópicas.
Acrílico sobre tabla. 2020
La obra que he realizado para el proyecto 15/15 de Festival Asalto es una pieza de pintura acrílica sobre tabla. En ella he incorporado fragmentos de color, texturas, degradados y manchas, con la idea de generar una composición figurativa integrada por elementos arquitectónicos, objetos y personajes. Una especie de escenario con una apariencia de juguete hecho de madera, con pequeñas piezas que interactúan entre luces y sombras. El proyecto surge en un principio de varias fotografías que veo del barrio y voy investigando sobre su historia o cuestiones que tienen que ver con lo cotidiano, sus fiestas y sus tradiciones. Después de tener la conversación con una de las vecinas del barrio, pensé de que manera podía integrar mi trabajo artístico en el espacio urbano y llegué a la conclusión de que quería hacer una pieza utilizando arquitecturas inventadas y añadiendo algunos objetos que se relacionaran con el barrio o con las personas que lo habitan. Por tanto utilicé de modelo una maqueta que simula el interior de una casa y tiene un carácter artesanal (con maderas y papel), usándola como escenario y decorado para posteriormente adornarla sutilmente con atrezos, juguetes y personajes. La intención de esta obra es generar una escenificación que invite al espectador a adentrarse en estos espacios interiores, para elaborar un relato de ficción y dejarse llevar a través de la mirada del arte. Es una imagen que a modo de ventana nos permite desconectar por un instante y tomar un poco de aire. Un lugar dispuesto a la fantasía, repleto de pequeñas historias que surgen a diario y se encuentran escondidas en el imaginario de las personas que habitan los hogares de este barrio, en medio de recuerdos, experiencias. De ilusión y de infancia.
8. Artur López
y Coral, 35 años.
Con esta obra he querido mostrar los puntos más significativos de mi videollamada con Coral.
Ella me transmitió tranquilidad, naturaleza mediante parques y cantos de pájaros, calles estrechas entrelazadas junto a un profundo sentimiento de barrio.
Mi intención fue desde primer momento poder unir las dos realidades y crear una obra, que sin perder mi estilo fuese capaz de transmitir esos callejones repletos de vida y luz.
9. Marta Gosa
y Esther, 47 años.
A Esther, vecina de toda la vida del barrio de San José le encanta este lugar para vivir. Aun así, necesita salir de vez en cuando y hacer algún viaje, es su modo de desconexión del día a día y de su trabajo en la fábrica. Le gusta el senderismo y hace viajes con ese propósito, andar. Patear mundo para tener nuevas experiencias y conocimientos. Este año tenía planeado ir a Perú a recorrer sus cordilleras, pero con toda esta situación le cancelaron el viaje en Abril. Ahora tiene pensado ir en Octubre, es su mayor ilusión ahora mismo y he querido hacer su tarjeta de embarque para darle suerte y que pueda ir. Además, significaría que toda esta situación está yendo a mejor.
Por si acaso, como destino alternativo y recomendado he puesto uno que no defrauda, con buena comida, buenas vistas y lugares históricos. Un destino que hasta hace poco pensábamos que era imposible: hacia dentro. Tu casa, tu cuerpo, tu mente.
A día de hoy todos hemos hecho este viaje y en primera clase.
Recordad que está en oferta todo el año y que ese no se cancela.
10. Manu García-Lechuz
y Mª José, 72 años.
Se sienta en un banco, se come un barrio
en una videollamada de apenas una hora Mª José nos enseñó todo lo que fue, era, es y quiso ser. Y todo con el mismo desparpajo y naturalidad con la que saca a su perreta Mati de paseo todos los días a dar vuelta alrededor del Príncipe Felipe y la Granja.
En el ’81 llegó a un barrio nuevo que hoy parece en sus propias palabras que no acaba de ser como ella quisiera, falto de “camaradería”, “mayor”, con diversidad de orígenes, pero de “gente mayor” …
Ella tiene 75 años, es soltera casi de profesión porque nunca estuvo “para aguantar a ningún hombre” y cuando se sienta en un banco y le das pie: va a gimnasia, canta jota, va a clases de restauración, pasea a Mati, tuvo una tienda, primero de ropa, luego perfumes, luego llegaron las pieles y vendieron pieles, luego ropa otra vez, echa una mano en el proyecto “barrios amigos” para dar compañía a las personas mayores del barrio y ahora es ella quien recibe los servicios de esta misma iniciativa, clases de manualidades… y sobre todo es María José.
Quizá sea también piloto de carreras y bailarina de can can de las de cartel grande porque, como ella dice, “antes todo era pecado”. Esgrimista, ingeniera aeroespacial y atleta. Aunque no lo parezca es. Y desde luego cuando se sienta en un banco, se come un barrio.
11. Beatriz Entralgo
y Javier, 48 años.
Javier Benito vivió en el barrio San José durante treinta años, Dumbo algunos menos. El barrio estaba en plena expansión, con calles todavía sin asfaltar, algo que recuerda con cariño, ya que al ser un barrio periférico le permitía estar rodeado de naturaleza y no tanto asfalto, sin salir del barrio. En el antiguo solar, donde hoy se encuentra la plaza Mayor, jugaba en las “montañitas” mezcla de tierra y escombros pero con un poco de imaginación le hacían viajar a un montón de sitios. En esa época no existía todavía el parque de La Granja, pero no tener un parque cerca no era problema, iba a los campos de maíz y luego hacía palomitas junto a sus hermanos en su casa de la calle Pablo Remacha. Recuerda también las antiguas fábricas que había alrededor de su casa y escaparse jugando con su hermano por los tejados bien temprano los fines de semana, antes de que su familia se despertara. Dumbo fue un gran compañero de juegos, aventuras y largos paseos, cuando a el cabezota de él no le daba por tumbarse y decir “hasta aquí he llegado”.
12. Daniel Mayobre
y Carmen, 37 años.
Todo nace a raíz de la charla con Noemí y Carmen (La Mayorala y La Ramadana del danze de San Chuse)cuando en un momento de la conversación me hablaron del Diaple y los Diaplerons, rápidamente se me encendió la bombilla y me parecieron unos personajes perfectos para llevarlos a una viñeta cómica.
Intenté jugar con el movimiento y con la simpatía de los personajes del Diaple y los Diaplerons pinchando el culo de los danzantes y así crear una composición simple y divertida.
13. Amanda Paniagua
y Tania, 32 años
Tania ha vivido toda la vida en el barrio San José de Zaragoza. Su familia también.
Sus padres siguen viviendo allí y cuando ella se emancipó eligió quedarse en el barrio, en parte para estar cerca de su familia y en parte, porque el barrio verdaderamente le gusta.
-¿Qué es lo que te gusta del barrio? – Le pregunté a Tania y ella me contó varias cosas: recuerdos de su infancia con sus abuelos, las ferias, los paseos, el cambio de las pequeñas calles que ahora son avenidas… Tania ha visto crecer el barrio al mismo tiempo que ella crecía también.
Aunque muchas cosas han cambiado en San José, Tania me contó que una de las cosas que más le gustan es que el barrio sigue siendo “barrio”. Sus vecinos, sus comercios y sus casitas bajas conviven con las nuevas familias que llegan, los negocios que aparecen y los edificios que se construyen.
Las casitas bajas (de una o dos plantas) son viviendas unifamiliares en las que viven vecinos que llevan allí toda su vida. Las casas pasan de abuelos a padres y de padres a hijos, cambian los habitantes pero las casitas permanecen con sus ventanas a pie de calle, con sus persianas que se enrollan y sus plantitas.
Me contó Tania que una vez le pasó que caminaba por la acera de una de las calles en la que hay varias de esas casitas y se llevó un susto porque de una de las ventanas salió el brazo de una mujer que detuvo su paso para pedirle un piti. ¡Así de a pie de calle están!
Me hizo mucha gracia la anécdota, por lo visual, y le dije a Tania que me apetecía usarla para realizar la obra, pero que si le parecía bien, me iba a permitir el lujo de inventarme un final feliz para su anécdota (realmente no hablamos de qué sucedió después del susto).
A Tania le pareció bien, me dio el okey y de su gusto por las casitas bajas y su anécdota de la ventana, surge la obra en la que he representado el final que imagino feliz. En él, la vecina consigue el piti a través de su ventana y se lo fuma con gusto, mientras toma el sol desde su casita a pie de una calle del barrio Zaragozano de San José.
14. Anna Gran
y Elena, 50 años.
Elena escuchó la posibilidad de participar en Asalto por la radio y se animó fácil. Así que al cabo de unos días, estábamos hablando por vídeo llamada. Tenía muchas cosas que explicar, muchos recuerdos y vivencias en el barrio de San José, ya que ha vivido prácticamente toda su vida allí. Me habló de su enfermedad y de la necesidad, cuando fue diagnosticada, de salir a pasear por los descampados del barrio. Lo vivía como un momento de conexión con la naturaleza y además acercarse a su yo de la infancia. Le traían buenos recuerdos.
Elena recordaba el barrio rodeado de descampados, los caminaba, jugaba y eran su paisaje cotidiano. De pequeña iba a un colegio de monjas en otro barrio, y tenía media hora de camino andando entre matorrales y acequias. Por aquel entonces, salir del barrio era ensuciarse los zapatos de polvo. Me contaba que con su amiga Gema, sacaban a pasear a Yaki y siempre acababan en la entrada de una tienda cerrada que les servía como oficina donde resolvían los casos policíacos más trepidantes a lo Starsky y Hutch.
En la propuesta, he querido recoger las aventuras y vivencias de Elena en los descampados. Un espacio grande entendido como lugar de posibilidades que en aquel momento, no eran un vacío o un detrás que no se muestra, sino un espacio de vida y de transformación.
15. Noemí Calvo
y Milagros, 80 años.
Asalto me presentó a Milagros, una vecina de San José de 80 años.
Quedamos en llamarnos, y al cabo de un rato de conversación le propuse una video llamada. Milagros me pidió un poco de tiempo para pintarse los labios y ponerse guapa. Nos conocimos de pantalla a pantalla y hablamos mucho sobre la vida, los dolores y el paso del tiempo. Quedamos en conocernos un día en persona, así que fui a su casa con media sandía y ganas de seguir hablando para transformar nuestras conversaciones en una obra. Apunté frases que iban surgiendo y de todas ellas he seleccionado 15.
Se me ocurrió jugar con las frases de Milagros y unirlas con espejos como reflejo, como nostalgia, como la pregunta… ¿ Espejito espejito mágico quien es la más hermosa ?
Corto 15 tablas y 15 espejos.Recorto muchas letras en vinilo para crear una instalación que será disfrutada por el barrio de San José.